Después de pasear por la zona del Ayuntamiento, la siguiente parada obligada ha sido el Castillo. Aunque no he llegado a visitar su interior, merece la pena pasear por la muralla ya que está muy bien conservado.
Justo enfrente del castillo se halla la antigua Lonja de Pescado, que en la actualidad alberga la Oficina de Turismo y una cafetería-restaurante. Y en ese mismo barrio está también la antigua Lonja de Carne, donde también hay ahora un restaurante. Resulta un lugar bastante original, con jamones colgando del techo.
Es una zona bastante tranquila, donde se puede pasear entre canales y fotografiar rincones con mucho encanto. Para descansar un rato y reponer fuerzas, nada como tomar un menú de sopa caliente con su guarnición, dos panecillos típicos belgas y una mandarina... ¡por el módico precio de 4 €! El sitio está justo al lado de un canal y se llama Souplounge, todo un descubrimiento.
Y para rematar la jornada en Gante, antes de volver a Bruselas, asistir a un concierto de música de cine interpretado por la European Philarmonian... sin duda, el mejor colofón para una amante del cine y de la música clásica.